Ayer volví a soñar con muerte. Mi muerte. No sé si eso sea lo peor que uno pueda soñar, pero últimamente son sueños recurrentes.
⊗
Hace unas tres o cuatro semanas el insomnio ocasional se convirtió en un constante de varios días. En un momento sentí que alucinaba. No sabia ya si era verdad que no podía dormir o que estaba viviendo en un sueño. Las primeras 24 horas se volvieron 48 sin poder cerrar los ojos y descansar. Para el tercer día ya me sentía fuerte y sin necesidad de dormir. Quién necesita dormir…
⊗
De repente imaginé que mi sistema podría colapsar por falta de sueño. ¿De dónde sacaría la energía necesaria para mis jornadas? Me vi a mi mismo rindiéndome ante lo inevitable. Sentí miedo y recurrí a las tan famosas pastillas para dormir. Y nada.
⊗
Nada que ayudaron las condenadas. Ni siquiera un bostezo. Me resigne a una vida sin dormir y sin sueños. Y entonces me llegó lo que necesitaba: ¿una vida sin sueños? Qué de la chingada. Mejor no vivo. Mejor ya me doy, me rindo, me aviento de un puente, me paro en la carretera. Se acabó. En mi imaginación llegaba la muerte. Llegaba para llevarme. Y desperté.
⊗
Me dispuse a dormir y recuperar mi tiempo perdido entre los vivos que sueñan y caí rendido. Creo que fue por miedo. Mi temor a no dormir y a no vivir más le ganó a mis ganas de seguir despierto. Pero sigo soñando con muertes. Con mi muerte. No sé si ahora eso sea lo peor que pueda pasar, pero es lo que sueño recurrentemente.
⊗